Así son los veranos por aquí. Lamentos cuando estamos con el agua hasta el cuello, cuando llega El Niño, y lamentos cuando no hay ni una gota de agua. Siempre es el agua, siempre los lamentos, cuando sobra y cuando falta. Y ni a quién echarle la culpa porque, en un caso es la naturaleza y el río que se aloca y en otra, los burros que tenemos (que hemos elegido) para que decidan sobre los asuntos que nos afectan a todos. A la fecha ya pasamos las dos semanas sin agua en la ciudad y en el campo, y todo lo que eso significa. Los responsables tienen nombre propio y ya son conocidos por incapaces: el gobernador regional, el director del Chira Piura y el gerente de la EPS Grau. Unos por no saber planificar las reparaciones del canal de derivación del agua del río Chira al río Piura, “Daniel Escobar”. Y otros por no tener un plan de contingencia para cuando deban realizarse esas reparaciones. Como resultado de estas pésimas decisiones medio millón de habitantes de la ciudad de Piura hacen cola en las esquinas con bidones y baldes esperando que llegue una cisterna. Las poblaciones que viven cerca del río usan la poca agua estancada. En cualquier momento se desencadena una epidemia de cólera dado el ambiente insalubre porque los sistemas de alcantarillado no operan sin agua. Piura es una potencia agroexportadora y las norias de almacenamiento de agua de riego ya se secaron. El daño en la agricultura y ganadería es grave y millonario. ¿Quién pagará estos perjuicios, alguien indemnizará a la agricultura e industria regional? No todos están asegurados. Ha tenido que venir un ministro cargando rollos de plástico para recubrir provisionalmente los canales a fin de reanudar el suministro de agua y, obviamente, detener o suspender los trabajos de reposición de las losas de concreto. Al gobernador regional no podemos botarlo, pero podríamos vacarlo. Y a los responsables del Proyecto Chira Piura (que maneja el canal) y de la EPS Grau, deberíamos darles las gracias por los “servicios” (daños) prestados, si es que antes no renuncian por dignidad.