Piura va de tumbo en tumbo, de picada. Los médicos y las enfermeras hacen lo que pueden con lo poco que el Estado les provee. El número de muertos y contagios sigue en aumento y los recursos no alcanzan para una mortalidad que avanza más rápido. En medio de esta desgracia, los gallinazos vuelan en círculos, esperan su turno para el banquete.

Compararlos con los gallinazos humanos es engañoso porque mientras las aves carroñeras cumplen un papel útil y saludable en la naturaleza, entre los hombres, los que aprovechan y lucran con la muerte son los miserables. La pandemia y la crisis sanitaria les favorece como río revuelto a pescadores, creando condiciones de anarquía.

La versión que circula en los medios locales y las redes es el uso de 2.429 balones de oxígeno de la planta de producción de Sullana para la campaña electoral del hermano (APP) del gobernador de Piura y el envío de 320 balones de oxígeno a la ciudad de Trujillo, de donde procede el gerente general del GORE Piura. Solidaridad que no convence porque aquí la gente hace colas ante la escasez del oxígeno.

Las credenciales del movimiento político del gallo y su entorno del partido del candidato presidencial César Acuña no son de las mejores para la tranquilidad de la opinión pública regional y debe hacer saltar las alarmas para que los organismos de fiscalización del Estado intervengan.

El Consejo Regional, lamentablemente, no ha probado hasta ahora suficiente independencia y diligencia para fiscalizar, ni siquiera pudo separar al gerente cuando fue denunciado por acoso sexual, en un proceso que ventila el ministerio Público. ¿Si las autoridades y cabezas de algunas instituciones están más preocupadas por la competencia electoral, qué pueden esperar las familias que esperan el final de sus parientes, amontonados en las puertas de los hospitales?