Se fue el 2019, la gente ha dicho cosas fuertes contra los políticos, congresistas y autoridades. Muchos han incendiado las redes y otros se han manifestado con dureza en los medios. Pero ellos no cambian. ¿No tendrán tiempo para leer? ¿Están más preocupados en hacer dinero? Pueden ser las dos cosas, pero lo evidente es que han demostrado que no tienen ninguna conexión con el futuro del Perú. Por eso la repulsión de la mayoría.Viene el 2020. Dentro de poco tendremos elecciones para renovar el Congreso. No pocos están promoviendo un alto nivel de expectativas que no guardan coherencia con la realidad. Por un lado están los que mueven la fe a punta de promesas y del talonario de cheques para comprar votos. Por el otro lado se ubican los que tienen como prioridad salir bien en la foto, dar buena impresión antes que dar soluciones.Viene el 2020. El Gobierno de Martín Vizcarra tiene poca claridad para enfrentar los retos en el año y medio que le resta de gestión. No sabe ver lo que tiene. Esperemos que en el futuro próximo el Jefe de Estado se interese más por lo que tiene y no por lo que no tiene. No debe continuar ese divorcio entre los planes para el Bicentenario y las decisiones concretas del presente, que tienen que ver con solucionar los grandes problemas de los peruanos. De ahora en adelante debe ponerle el filtro de la prudencia y serenidad para abordar los temas complicados. Está bien ser enérgico, pero cae mal transformarse en un desaforado defensor de sus caprichos.