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Los problemas internos del Poder Judicial vienen llenando las primeras planas de los diarios, y los jueces y fiscales se han convertido en personajes públicos. Esto no es nada bueno para el país. Nos muestra lo que gran parte de la población siente: la justicia en el país no funciona, y esto no es de ahora. Podríamos pensar que el ruido generado es una señal de que las cosas están cambiando; sin embargo, es iluso pensar que esto va a ser así. Para muestra, un botón: el fiscal Chávarry no ha renunciado a pesar del papelón que protagonizó al pretender remover a los fiscales Pérez y Vela, y no porque legalmente tenga que hacerlo, sino por un mínimo de dignidad, de la cual nuestro fiscal de la Nación definitivamente carece.

Hacer cambios importantes en el Poder Judicial es fundamental para el desarrollo del país; de esto no cabe duda. La justicia es un componente fundamental del Estado de Derecho y de la democracia.

La pregunta que deberíamos hacernos es si el Poder Judicial es capaz de transformarse a sí mismo, y la respuesta es que parece casi imposible. Tal vez este poder del Estado debería ser intervenido por otros, ya sea el Congreso o el Ejecutivo. Es posible que esta alternativa no sea la más conveniente, no solo porque es definitivamente inconstitucional, sino porque desvirtúa la separación de poderes, tan necesaria para lograr el equilibrio deseado, y genera un desbalance que podría terminar convirtiendo al Perú en un país totalitario, como se ha visto en más de una ocasión alrededor del mundo.

La situación es compleja, además de urgente, y no parece haber claridad en cuál será el desenlace. Lo lamentable es que esta situación, lejos de agravar el corto plazo (los ciudadanos no sienten las deficiencias de la justicia a corto plazo, por lo que es posible que el consumo y la confianza del consumidor serán los motores de crecimiento este año), complicará el largo plazo, la inversión nacional, y por supuesto la inversión extranjera, la cual necesita de la estabilidad jurídica para apostar por el país en los años venideros.