La creación de una brigada que luchará contra criminales extranjeros ha generado una serie de reacciones. En las últimas horas se escuchan desde declaraciones de apoyo hasta manifestaciones de rechazo, incluso algunos han dicho que solo es la institucionalización de la xenofobia.

El ministro del Interior, Carlos Morán, ha sido más directo. “Esos venezolanos que vienen a delinquir tienen dos caminos: irse del país o la cárcel”, dijo. Por su puesto, inmediatamente arreciaron las críticas. Algunos dijeron que era una respuesta mediática al problema de la criminalidad y un miembro de la Comisión Permanente del Congreso ha dicho que es un show. Otros sostienen que de las 730 mil denuncias registradas en el 2019 solo el 1.8% son contra venezolanos.

Lo cierto, es que la sensación de la gente en muchos puntos del país es otra. Hace algunos meses en Huancayo vecinos de un barrio echaron a los venezolanos de allí porque uno asesinó a un anciano y el último martes hubo marchas en Pasco para que expulsen a los “llaneros” luego de otro homicidio.

La Brigada Especial contra la Migración delictiva puede ser una medida de alto impacto, pero lo principal es que no entren criminales a nuestro país. Es cierto que se debe pedir antecedentes penales y policiales como se hace en todo el mundo, pero principalmente debe haber planes serios y buen presupuesto para que se cumplan los objetivos.

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