Gane o pierda Pedro Castillo esta elección, queda muy claro que este proceso ha servido, lamentablemente, de lavada de cara a los grupos terroristas que con bala y dinamita arrasaron con la vida, la salud y la propiedad de miles de peruanos, dejando heridas físicas, emocionales y económicas difíciles de curar hasta hoy.

Para muchos, luego de esta elección, Abimael Guzmán y los grupos de fachada que han ido creando desde cuando atacaban con armas hasta ahora que hacen su guerra sin fusiles y coches bomba, ya no serán “tan malos”, sino simple gente de “izquierda radical” que tendrá un espacio en el espectro democrático y político.

Incluso ante un brutal ataque como el de San Miguel del Ene de la semana pasada, le han surgido defensores que tratan de eximirlos de responsabilidad, cuando todos saben que esa zona del país está tomada por los indeseables residuos de la banda creada por Guzmán, que ahora operan con el narcotráfico.

Sin duda, pase lo que pase este domingo, este proceso electoral ha sido un triunfo para los más grandes asesinos de la historia del Perú, al extremo que han tenido un candidato innegablemente vinculado a la banda que, a hoy lunes 31 de mayo, está cerca de llegar a Palacio de Gobierno. Además, tendrán un grupo de congresistas. Ni en los sueños más optimistas de Guzmán.