Ahora que este Poder Legislativo ha aprobado la resurrección de la Cámara de Senadores y ha restablecido la reelección para los actuales congresistas, era evidente que lo primero que íbamos a ver era el retorno del populismo barato y demagógico como el que viene aplicando Waldemar Cerrón en su intento por legalizar los taxi colectivo, los reyes del caos y el delitos en las pistas, con el único afán de ganar votos para el 2026, sin importarle las consecuencias de su irresponsabilidad.
Uno de los grandes problemas de la reelección congresal es que se viene el populismo de parte de quienes aspiran a repetir el plato, esta vez como senadores. Ya vienen ofrecimientos de pena de muerte para violadores y corruptos; desayunos, almuerzos y cenas gratis para los pobres, universidades en cada provincia, becas universitarias para todos, pensiones vitalicias, comisarías en cada esquina, servicio de transporte aéreo sin costo para los jubilados, puentes, carreteras, estadios, piscinas olímpicas y demás.
Lamentablemente, muchos peruanos, en su desesperación por los años de abandono que padecen de parte del Estado, creen en la palabra de estos personajes que se valen de las necesidades para ofrecer imposibles. Los ciudadanos deberían recordar que los congresistas no tienen iniciativa de gasto y que sus funciones son legislar, fiscalizar y representar. No es su trabajo “gestionar” ante el Poder Ejecutivo, pues ya hemos visto que eso suele ser a cambio de algún tipo de “apoyo” de votos en el Congreso.
Pero el problema no será solo el populismo barato, sino que muchos de estos disparates se ofrecerán gracias a nuestra plata, pues para eso estarán las llamadas “semanas de representación”. Tendrán pasajes, viáticos y personal pagado con fondos públicos para ganar votos con iniciativas criminales como la de los taxi colectivo de Waldemar Cerrón, a quien habría que investigar por qué apoya a estas mafias que operan en nuestras pistas, cada vez con mayor poder.
Mal que bien, la no reelección de congresistas nos había alejado en algo de este populismo barato y nocivo. Hoy lo tenemos de vuelta, y con recursos públicos. No nos sorprendamos si a alguien se le ocurre legalizar otras aberraciones con la única intención de ganarse unos cuantos votitos. Tristemente, este es el nivel de nuestros políticos a los que ni les importa exponer la vida de ciudadanos. ¿Qué más viene? ¿Una ley que formalice El Hueco para que haya “medicinas” baratas? ¿Que el “gota a gota” no sea perseguido por la policía?