A finales de la década de los 80, en el marco de la Ley del Profesorado, se “nombró interinamente” a una gran cantidad de profesores sin título mayoritariamente en escuelas de los ámbitos rurales. La idea era que fueran obteniendo sus títulos profesionales para tener el nombramiento permanente; muchos así lo hicieron, pero un sector no, a pesar del requerimiento reiterado del Minedu.

El 2007 se aprobó la Ley de la Carrera Pública Magisterial (CPM) que establecía evaluaciones, capacitaciones y reconocimiento de méritos profesionales con incremento de haberes. El 2012 se aprobó la Ley de Reforma Magisterial con los mismos conceptos de fortalecer la profesión docente, la que dio 2 años más para que los maestros interinos regularizaran su situación. Por eso, se les convocó a una evaluación extraordinaria el 2014. Rindieron las pruebas 4684 de los casi 15 mil convocados y aprobaron solo 658 logrando entrar a la CPM. El resto perdió su condición de nombrados interinos.

Es así que, con gran participación del magisterio nacional, se continúan las evaluaciones de nombramiento, se inician las de ascensos (antes de reubicación) de desempeño, y para ejercer cargos directivos. Y, con todas las dificultades, llegamos al 2020 con una reforma magisterial en marcha.

Paralelamente este grupo de docentes recurrió al Congreso anterior y al actual para que hubiera una ley específica que los incorporase a la carrera sin evaluaciones. El Minedu, el CNE y la comunidad educativa no estaban de acuerdo. Sorpresivamente el 8 de octubre el Congreso aprobó la Ley para el nombramiento, sin ningún proceso de evaluación, de estos aproximadamente.14 mil maestros.

Esto atenta contra el esfuerzo por fortalecer la CPM, la profesión docente en base a méritos y, consiguientemente, el esfuerzo de mejorar la educación escolar pública. Esperamos que esta Ley no se promulgue y el Congreso reflexione y rectifique su posición sobre el tema.