La reciente marcha en toda Barcelona rechazando la violencia del extremismo islámico, que desató toda su inhumanidad en La Rambla y en Cambrils, cobrándose catorce muertos la semana anterior, fue aprovechada por los sectores separatistas de Cataluña para poner en primera fila sus afanes de independencia de España enarbolando la bandera catalana. Los grupos de izquierda no perdieron tiempo y percatados de la presencia del rey Felipe VI, quien estuvo acompañado del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, no tardaron en abuchear al monarca y soltar el estruendo de sus silbidos de protesta. Parece que los antimonarquistas no han podido asimilar la decisión del Tribunal Constitucional de España, que el año pasado suspendió la consulta sobre la referida independencia de Cataluña y que en julio último admitió el recurso presentado por el gobierno de Rajoy contra la reforma del Reglamento del Parlamento de Cataluña con el que pretende allanar la vía hacia el referéndum del 1 de octubre, prohibiéndose los cambios aceptados por el ejecutivo catalán. Recordemos que el primer partido independentista catalán fue Estat Catalá, fundado por Francesc Maciá en 1922. El golpe de Estado de Primo de Rivera en setiembre de 1923 reafirmó las convicciones por la vía insurreccional, que se concretaron cuando fue frustrado el intento de invasión de Cataluña por la frontera francesa a manos de un pequeño ejército de voluntarios conocido como complot de Prats de Molló. El independentismo catalán plantea que el pueblo de Cataluña es una nación soberana y que no alcanzará su máxima plenitud de unidad política ni económica mientras forme parte de España. Asimismo, sostiene que Cataluña es una nación que no fue atendida por España desde su ocupación por las tropas borbónicas en 1714, la posterior supresión de las instituciones catalanas y la prohibición de su lengua en la administración mediante los Decretos de Nueva Planta promulgados por Felipe V. La supuesta herida abierta sería el germen de la aspirada escisión política. No obstante, España necesita más que nunca la unidad de todo su pueblo para enfrentar seriamente la amenaza terrorista, por eso hizo bien el rey en marchar inmutable dando el ejemplo.