Mientras la mayoría de los 193 Estados que hay en el mundo aplican severas medidas restrictivas -cuarentenas, aislamientos obligatorios o voluntarios, toques de queda o inmovilizaciones, etc.,-, para combatir al coronavirus que persiste en esquivarlas y, en consecuencia, seguir imponiéndose -van más de 1,6 millones de contagiados y casi 100,000 muertos en el planeta-, en Japón, con sorprendentes resultados de control y mitigación -cuenta a la fecha 5,350 contagiados y solo 88 muertos-, no se han dictado.

Más allá de que el gobierno carece de facultades para dictar confinamientos -solamente se da y con mucha discreción en las ciudades del interior del país, sobre todo, en las comunidades edilicias-, y ello porque las capacidades coactiva (uso de la fuerza) y coercitiva (advertencia o amenaza estatal), ya no son una regla en el denominado país del Sol Naciente.

En efecto, las perdió prácticamente con su rendición al final de la Segunda Guerra Mundial (1945), al ser masacrados por dos bombas atómicas lanzadas por EE.UU., quedando atrás el Estado fuertemente personificado -sin FF.AA.- por el emperador. Ahora los nipones practican más la ciudadanía, y no olvidemos que culturalmente son muy disciplinados y tienen muy arraigada la práctica de conductas de prevención por salubridad, no siendo raro ni costarles mayor esfuerzo, usar mascarillas y/o quedarse en casa. La educación ha sido fundamental; en cambio, en América Latina -además con gobiernos negligentes como el de Nicaragua y México-, los resultados podrían ser catastróficos.