Durante este 2020 que empieza, la administración del presidente Martín Vizcarra tiene que enmendar muchos rumbos y comenzar a gobernar sin demagogia y sin esperar el aplauso fácil de unas tribunas que, por lo visto, se seducen muy fácilmente y dan vivas incluso cuando la economía no camina, y a la gente le roban en la esquina, no cuenta con un hospital público en buenas condiciones para llevar a sus hijos y la educación pública de calidad sigue siendo una promesa.

El reto para los próximos 12 meses debe ser el atacar los problemas de fondo, no contar de manera dudosa miles de colegios recién “construidos”, implementar el aseguramiento en salud para todos los peruanos cuando en los hospitales no hay gasas ni camillas, o prometer “lucha frontal” contra la corrupción si se ha tenido como premier a un personaje como César Villanueva y se mantiene a Edmer Trujillo en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Tampoco el gobierno se puede seguir llenando la boca con la batalla contra el maltrato a la mujer, si acabamos de cerrar un año nefasto por el elevado número de feminicidios, y ha quedado demostrado que el Poder Ejecutivo no está en sintonía con lo que se necesita para acabar con este grave problema. Lo muestran la ineptitud de la Policía en el caso de El Agustino, los palos de ciego de la ministra Gloria Montenegro y la metida de pata de su colega Ana Revilla.

Mientras vamos a llegando a los tres años del Niño costero, el gobierno no puede seguir ofreciendo “reconstrucción con cambios” si hace pocos días la ciudad de Piura sufrió terribles estragos tras una lluvia poco relevante. Allí están los millones de soles en las arcas públicas, pero no se avanza con obras de calidad. Recordemos que apenas asumió las riendas del país en 2018, el presidente Vizcarra viajó al norte y ofreció apurar los trabajos. ¿Dónde quedó la promesa?

El cierre de un Congreso para el olvido y desprestigiado por sí solo, no puede ser el principal “logro” del gobierno de un país con tantos problemas. El 2020 debería de implicar un gran reto para el presidente y su equipo. Hemos acabado un año casi perdido. Palacio de Gobierno no puede seguir embriagado con la popularidad que aún le dan las encuestas, y creer que esto es un jardín de rosas. Eso sería un grave error. Hay que trabajar mucho desde hoy. Pese a todo… ¡Feliz Año Nuevo!