Mientras el Gobierno se agota en resolver problemas derivados de la incapacidad y los malos antecedentes de ministros y funcionarios, suenan las alarmas ante la posibilidad de una tercera ola de coronavirus en nuestro país. “Está sumamente cerca”, dijo el ministro de Salud, Hernando Cevallos. “Empezaría en el Perú en la tercera semana de setiembre y el pico se daría entre octubre y noviembre”, dicen los asesores del MINSA con respecto a un nuevo embate de la COVID-19 en nuestro país.

Lo preocupante es que el presidente Pedro Castillo y su equipo están distraídos en resolver la crisis política y otros temas que no tienen nada que ver con trabajar para la gente. La realidad exige que se restablezca urgente un espacio de acción política para enfrentar la pandemia. El jefe de Estado debe ponerle el filtro de la paciencia y la serenidad a sus actos y ponderar lo que es verdaderamente necesario para los peruanos: prepararse para la tercera ola.

Ya es hora que el Gobierno se ponga a la altura de las expectativas generadas en todo el país. La tiene difícil porque su jefe de gabinete ministerial, Guido Bellido, está terriblemente comprometido con alternativa políticas desfasadas y por ello tiene una total falta de capacidad de ver el futuro con claridad. Esperemos que éste y su equipo puedan promover soluciones desde el conocimiento. ¿Lo tendrán?