Tutoría y bienestar socio-emocional. Después de dos años de aislamiento, falta de socialización y vivencias complejas es natural que al volver a las clases presenciales los alumnos, además de la recuperación de los aprendizajes que han sido afectados, requieran una consistente tutoría como servicio educativo permanente sobre todo en el aspecto socioemocional. Esta tutoría va más allá de las horas programadas en el horario escolar (que no son clases) para acompañar cercanamente a los estudiantes, poniendo mucha atención en el bullying. Y es urgente, insisto, que el Minedu restablezca la Dirección Nacional de Tutoría y Bienestar Socioemocional.

Recuperación y nuevos aprendizajes. Hay que poner atención a los aprendizajes previos no logrados durante los años 2020 y 2021, así como a los aprendizajes fundamentales que correspondan al currículo del grado actual. Imagínense los vacíos en competencias, capacidades y conocimientos de los alumnos que no han tenido educación inicial de 4 y 5 años y que ahora están en primero de primaria; de los de quinto y sexto de primaria que ahora están en primero de secundaria; y de aquellos de tercero y cuarto de secundaria y que ahora están en quinto de secundaria. Este no es un año cualquiera y tampoco lo será el siguiente, dependiendo de cada realidad. Por cierto, es necesario consolidar las competencias digitales logradas durante la pandemia.

Continuación de la movilización social. Se necesita ahora seguir vigilando y exigiendo al Minedu y a los gobiernos regionales para que intensifiquen una gestión pública oportuna y eficaz para el desarrollo de una presencialidad plena, segura, de calidad con equidad e inclusión en la educación básica. Es fundamental que el servicio educativo llegue a los 705,000 alumnos que no se habrían matriculado (Unicef). No es que los alumnos abandonen o deserten del sistema educativo. NO. Es el Estado el que no llega a ellos, en un marco de igualdad de oportunidades.