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Los efectos del temporal en el sur han sido graves y muy parecidos. Los huaicos, las lluvias de regular a gran intensidad, los bloqueos de carreteras y las inundaciones requieren de intervenciones similares en las diferentes zonas declaradas en emergencia y, por ende, será necesaria una inversión significativa de recursos del Gobierno nacional, que bien podrían ser canalizados por una unidad ejecutora de la reconstrucción, como se hizo para el norte.

La idea fue propuesta por el gobernador de Moquegua, Zenón Cuevas, argumentando que con la generación de información detallada se podrían sumar esfuerzos para el manejo integral del problema en el sur. Pero Cuevas parece no haber tomado en cuenta el jalón de orejas que los ministros Gustavo Mostajo y Edmer Trujillo, de Agricultura y Transportes, respectivamente, dieron a las autoridades regionales de Arequipa y Tacna, precisamente por no tener un consolidado ordenado y detallado de los daños, y menos planes para resolver las necesidades inmediatas.

El problema es serio si se toma en cuenta que las afectaciones no son solo para las comunidades declaradas en emergencia, sino para todas las regiones, perjudicadas por la urgente necesidad de destinar esfuerzos y recursos que bien podrían haber sido dirigidos a la solución de otros asuntos. La falta de pericia en el manejo de los desastres, la ausencia de personal calificado y el desconocimiento de los gobernadores sobre el tratamiento de estos casos agrava la situación y pone a los pobladores en situaciones aún más vulnerables si no se corrigen las fallas a tiempo.