A pocos días de las elecciones, es importante reflexionar sobre las propuestas que han exhibido los candidatos frente a la sociedad. Algunos, por cierto, en circunstancias lamentables. Los llamados “debates” de candidatos han permitido a quienes no tienen definido aún su voto, analizar no solo los argumentos o propuestas esgrimidas, sino también, la conducta, el comportamiento, la comunicación corporal e incluso el nivel de respeto o irrespeto a las reglas establecidas para dichas presentaciones. Podemos entonces sacar nuestras propias conclusiones y canalizar nuestra libertad de elección.

Sin embargo, es importante que sepamos analizar la coyuntura y las necesidades del país con ponderación y prudencia, evitando cualquier salto al vacío hacia el populismo o los extremos radicales de ambos lados. El Perú ha pasado por un sinfín de situaciones complejas y ha tenido la fortaleza de caerse y levantarse, una y otra vez. En esta oportunidad, debemos ser capaces de analizar la historia y no cometer los mismos errores, incluso los de países cercanos, que hoy sufren la falta de libertad, la pobreza o las carencias que sus gobiernos son capaces de “repartir” sin ningún pudor.

La campaña electoral que todavía vivimos, nos polariza y nos enfrenta. Debemos ser capaces de elegir, buscando un balance que nos permita seguir creciendo, garantizando un Estado promotor y orientador, no intervencionista, que nos permita desplegar nuestros derechos y nuestra plena libertad.

Tenemos hoy, variopintas propuestas que ofrecen modelos fracasados en el mundo entero con alto nivel de intervencionismo estatal en la economía, candidatos que ni siquiera son capaces de deslindar de sus mentores en Caracas o La Habana. Ningún país del mundo que se haya cerrado al libre mercado, que haya limitado las libertades de iniciativa privada, de industria e innovación, ha generado crecimiento y prosperidad; que crean, erradamente, que la corrupción es una consecuencia de la libertad de inversión y no del mercantilismo, es una gran preocupación. De igual forma, tenemos ofertas que pretenden cargar frontalmente contra aquella masa “caviar” que ha ejercido un poder silencioso, copando los distintos poderes del Estado y desplegando un manto de moralidad hipócrita, sin señalar con el dedo a la clase política que ha minado por años al Estado y ha generado bolsones de corrupción.

Los malos resultados de gobiernos pasados, que no han sido capaces de utilizar adecuadamente los recursos económicos generados desde el sector privado, que no han sido capaces de generar desarrollo y bienestar, no pueden ser achacados al modelo económico en curso. Muchas cosas pueden mejorar, pero lo que no podemos hacer, es retroceder ni voltear. Votemos sin miedo y con responsabilidad.