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Dos megaobras de salud en el centro del país han generado discusiones y polémicas a poco de terminar el año. Se trata del imponente Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas (IREN) Centro, en la provincia de Concepción, región Junín; y el moderno Hospital Regional Miguel Ángel Mariscal Llerena, en Ayacucho.

Las infraestructuras están terminadas y se están implementando equipos; sin embargo, todavía no se ha solucionado la contratación de profesionales para su funcionamiento. Ante este panorama, los gobernadores regionales de Junín y Ayacucho, Ángel Unchupaico y Wilfredo Oscorima, respectivamente, intentan que ambos hospitales brinden sus servicios gradualmente desde ahora.

Muchos se han opuesto. Por ejemplo, los pobladores de Concepción han realizado movilizaciones de rechazo e incluso tiraron huevos a autoridades de la región hace pocos días. Ellos no quieren inauguraciones anticipadas. Prefieren que el funcionamiento sea al cien por ciento.

Hace poco la ministra de Salud, Silvia Pessah , hizo una visita al IREN Centro y calculó que podría estar operativo en el primer trimestre del 2019, pero que su funcionamiento se haría en forma gradual. Esto fue aprovechado por el gobernador regional Unchupaico, quien quiere hacer una ceremonia de inauguración con bombos y platillos antes de que su gestión acabe.

En tanto, sobre el hospital de Ayacucho, el gobernador regional Wilfredo Oscorima anunció que se iniciará la “marcha blanca” para que antes del 15 de diciembre funcione. Sin embargo, los trabajadores del antiguo nosocomio se resisten a pasar al nuevo. Sostienen que no hay condiciones, ya que el análisis técnico ha definido que ellos (incluido el personal médico del hospital II-2) no pueden trasladarse a otro de alta complejidad del nivel II-1. “Oscorima quiere que funcione a como dé lugar el hospital regional, solo atendiendo a sus intereses políticos”, dijeron los trabajadores.