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El presidente Martín Vizcarra y el premier César Villanueva, que es resistido incluso dentro de la propia bancada oficialista, han salido vencedores con la pulseada al fujimorismo con motivo de los proyectos para la reforma judicial y política enviados desde Palacio de Gobierno. Sin embargo, mal haría el Poder Ejecutivo en dormirse en sus laureles y dejar de lado temas de fondo, pues esa misma calle que hoy lo aplaude, en muy poco tiempo podría darle las espaldas.

La victoria política que seguramente hará que no exista más la reelección de congresistas, que tengamos dos cámaras legislativas a partir del 2021 y que se hagan transparentes los ingresos de las agrupaciones políticas, no va a solucionar aspectos descuidados como las demoras en la reconstrucción en el norte tras el Niño costero, la violencia en las calles, el casi abandono de la salud y la escuela pública y la corrupción.

A la señora de Los Olivos a la que un grupo de delincuentes le vacía la casa mientras va al mercado, o a la familia de Trujillo que pierde a uno de sus miembros porque unos asaltantes lo mataron para robarle un celular, al padre de familia de Catacaos que sigue sin casa desde el verano del 2017, o al que está harto de la corrupción pero un policía de tránsito le pide una coima para no ponerle una papeleta, le va a interesar muy poco que haya o no reelección de congresistas.

En unos días más, a estas personas tampoco les va a importar si el Ejecutivo perdió o logró arrinconar al fujimorismo, que finalmente se dividió a la hora de votar por la cuestión de confianza. De igual forma, no le interesará al enfermo que va a la emergencia de un hospital del Ministerio de Salud o de EsSalud y no tiene una camilla para echarse, o al padre de familia que todos los días lleva a su hijo a un colegio donde no hay carpetas ni vidrios en las ventanas.

Si no son bien administradas y respaldadas con acciones concretas a favor de los ciudadanos, las victorias políticas pueden ser victorias efímeras. Si la gente quería la pechada al Congreso y se la dieron, está muy bien. Pero más tarde, esa misma calle exigirá atender sus problemas del día a día y es de esperarse que el Poder Ejecutivo cuente con la capacidad, las herramientas y la voluntad política para hacerlo.