¿Qué oculta la reconstrucción?

El próximo marzo recordaremos cuando las lluvias y los huaicos nos despertaron de ese mal sueño que creíamos vivir con la bonanza económica en el norte del país. Tenemos todo, costa, sierra y selva llena de riqueza, pero no la hemos canalizado para prevenir cualquier desastre. A casi un año de dicha tragedia, hoy las calles siguen siendo una pesadilla.

Ha sido un año lleno de debates, sobre si la rehabilitación es la reconstrucción o si habrá obras en las vías de comunicación que soporten diluvios. Solo las autoridades y los funcionarios que han presentado los proyectos lo saben. En verdad, a parte de ellos, nadie conoce cómo es que quedarán las poderosas pistas que nos ofrecen.

Falta comunicación, en serio. Hay carencia de información y la poca que circula se confunde con los planes de inversión que tienen algunas autoridades para salvar el año y su gestión. ¿Por qué no difundir los proyectos para informar a los pobladores cómo quedarán sus ciudades?, ¿por qué tanto secreto o temor a las críticas? Sean más claros.

Por un lado, salen los gobernadores regionales y los alcaldes a asegurar que el presupuesto está garantizado, que tenemos cerca de 10,000 Mil millones de soles para invertir en la reconstrucción del país. Por el otro, hay incertidumbre. Créanme, si esas cifras no son traducidas en planos o proyecciones, nadie va a entender qué es lo que harán con tanta plata.

A diferencia de otras épocas, ahora nadie duda de que el país tiene dinero para invertir. No. Esa idea está clara, no sean lerdos y cambien el mensaje. Lo que la gente sabe es que hay ausencia de ideas. Tal vez se equivoquen, pero lo piensan y lo dicen en cada reunión al no ver ningún avance y menos alguna maqueta para conocer, por ejemplo, si las avenidas tendrán un sistema de drenaje. ¡Hagan algo!

El Gobierno Central, mediante la primera ministra Mercedes Aráoz y el mandamás de la reconstrucción con cambios Edgar Quispe, ha asegurado que van a pisar el acelerador y que la lluvia será de obras, mas no de agua. Mientras tanto, la gente exige hechos y no palabras. ¿Podrán cumplir?