La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, había anunciado apenas asumió su mandato -venía de ser vicepresidenta del Senado de su país-, que Evo Morales, que gobernara Bolivia por 13 años consecutivos con el propósito de buscar perpetuarse en el poder, sería detenido y sometido a la justicia si acaso el ex presidente decidía volvewr al país del que había salido luego de renunciar a la jefatura del Estado, y que, además, el poder judicial boliviano lo perseguiría internacionalmente. Los inocultables deseos de la novísima presidenta se han hecho realidad con la reciente formulación de denuncia penal llevada adelante por la fiscalía de este país. Desde el derecho internacional cualquier pretensión jurídica contra Evo Morales no prosperará pues gozando inicialmente del asilo político otorgado por el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador y ahora la calidad de refugiado concedido por el flamante presidente de Argentina, Alberto Fernández, está claro que la protección con que cuenta Evo Morales es un verdadero escudo protector mientras se hallé dentro del territorio argentino por lo que no será afectado por ningún impulso jurídico y mucho menos político que pudiera surgir desde Bolivia o cualquier otro lugar del mundo. Es evidente que la inocultable persecución contra Evo que busca intimidarlo y desprestigiarlo, no era lo mismo que se hallara en México y que ahora se encuentre en Argentina pues la distancia juega su partido en las relaciones internacionales. Esa sola razón, mirándola fríamente, y por la cual se ha producido toda una maquinaria contra Morales, más allá de que pudieran haber motivos fundados para perseguirlo, lo que no se está diciendo es que la otrora oposición -hoy convertida en gobierno-, podría sufrir un revés si acaso la cacería contra Evo confirma que tiene nombre e intención propios y que la opinión pública altiplánica -la mitad de la población sigue simpatizando con el exmandatario cocalero-, pudiera caer en la estrategia de la victimización preparada por el propio Evo, creando las condiciones para que los resultados de la próxima elección presidencial, terminen siendo favorable al que fuera primer presidente indígena de Bolivia.