El Congreso no alcanzó los votos para vacar a Martín Vizcarra, pero mal haría el presidente en considerar que esto ha sido un apoyo a su persona. Este proceso de vacancia estaba herido desde el inicio porque, pese a lo impresionante que era saber que el mandatario fue grabado por personal de su entera confianza cuando coordinaba las respuestas que su equipo brindaría a una serie de  investigaciones, se impulsó gracias a un personaje que tiene mucho que explicar al sistema de justicia del país y contó con la venia de un presidente del Congreso que se veía sentado en Palacio de Gobierno sin importarle servir de caja de resonancia para lograr este fin.

Pasada la borrasca, la mirada del Legislativo y el Ejecutivo debe estar en la lucha contra la pandemia y en la reactivación económica del país.

Queda en manos del Ministerio Público llevar a cabo el proceso del tristemente célebre caso “Richard Swing” para determinar responsabilidades, mientras que el Tribunal Constitucional debe dirimir, y acotar, qué es una “vacancia presidencial por incapacidad moral permanente” para evitar esta situación en el futuro.

Esperamos que las autoridades no se distraigan de este camino y el Bicentenario encuentre al Perú en una mejor situación.