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Seamos claros. Ni Hillary Clinton ni Donald Trump, a la luz de un análisis equilibrado de la campaña electoral estadounidense que hoy culmina, es el candidato que resumiría el perfil ideal para asumir el enorme privilegio de constituirse en el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América. Sin excepción, los que han ocupado la Casa Blanca desde 1776 -George Washington fue el primero- tuvieron virtudes y defectos, pero ninguno como los que hoy disputan la Presidencia, plagados de cuestionamientos e impopularidad impresionantes y que por sus tinos o desatinos le han quitado a los ciudadanos de este país la magia y el entusiasmo por verlos ungidos en la calidad de jefe de Estado. En EE.UU. la elección del presidente es indirecta, es decir, hoy debe elegirse a los denominados delegados o electores -son 538 del gran Colegio Electoral que emanan del total de los 50 Estados con que cuenta la superpotencia teniendo muy en cuenta el número de habitantes de cada Estado y el número de representantes con que cuenten en el Capitolio (Congreso)- y que recibirán el mandato para que recién en la tercera semana de diciembre procedan a la elección formal y solemne del futuro sucesor de Barack Obama. Eso quiere decir que hoy, técnicamente, no se elige al presidente sino a quienes votarán por su elección propiamente dicha el próximo 19 de diciembre. Ahora bien, está claro que los delegados elegidos votarán conforme el mandato que recibirán de los más de 130 millones de ciudadanos aptos para sufragar, de allí que, en la práctica, hoy también sabremos anticipadamente quién será el presidente estadounidense por los próximos cuatro años.

Esta es la razón por la cual ambos candidatos deberán preocuparse por obtener la mayor cantidad de delegados posibles, siendo que con 270, aquel que los logre, ocupará el confortable Salón Oval, en Washington. El sistema electoral estadounidense si hasta aquí le parece extraño pues sepa que lo puede ser mucho más en la medida que el número de delegados por cada Estado, por ejemplo Pensilvania cuenta 20, los ganará absolutamente todos, aquel candidato que hoy obtenga el mayor número de votos, aun cuando la diferencia lo sea por tan solo uno. La incertidumbre en el país más poderoso de la Tierra hoy será despejada y su inminente presidente marcará, nos guste o no, la futura agenda del planeta.