Hace pocos días, el actual Rector de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), doctor Carlos Vásquez Boyer. en Sesión de Concejo Extraordinaria de la Municipalidad de Trujillo, anunció considerar en el presupuesto 2021 la recuperación de la casa del Padre Fundador de la República José Faustino Sánchez Carrión. Importante iniciativa que podría fin a una larga aspiración de los cultores del Tribuno huamachuquino y trujillano, pues dicho inmueble, situado en una de las esquinas de la plaza de armas de Huamachuco, es local de pequeños negocios, alejado de la majestuosidad que su ilustre pasado, justifica y exige.

La desidia y la demora en atender esta aspiración abona en la figura de Sánchez Carrión como el “Prócer olvidado”. Otra referencia de este olvido es que, en el pueblo de Sayán, no se sabe a ciencia cierta cuál fue la casa que lo alojó en el tiempo en que se exilió para escribir esas joyas de intelectualidad republicana que pasaron a conocerse como las “Cartas del Solitario de Sayán”, que son nuestros “Federalist Papers”, invocando la magna obra de Jefferson, Madison y Jay.

Recuperar los inmuebles vinculados a la vida del Prócer es un buen comienzo, pero no un fin. Debe ser el inicio para interesar a las nuevas generaciones en investigar sobre su vida y su legado, en valorar su aporte a la causa de la libertad y desde luego, a ahondar en sus ideas políticas. Un buen paso sería que la Municipalidad de Trujillo y la UNT – por cierto, fundada por Sánchez Carrión junto a Bolívar – instauren un premio nacional con su nombre para estimular el estudio de la revolución independentista peruana. Otro paso sería que en la casa restaurada del Tribuno, se habilite un anfiteatro para poder dictar conferencias o desarrollar conversatorios académicos sobre el legado del ilustre huamachuquino y trujillano. Eso para empezar. Es lo menos que merece el gran Faustino. Hagámoslo posible.

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