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Es muy positivo que el Poder Ejecutivo esté poniendo en práctica el anuncio del presidente Martín Vizcarra de modificar, a través de una reforma constitucional con referéndum de por medio, el proceso de elección de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), ese ente deformado que quizá sea la madre de todos los males del sistema judicial que hemos conocido a través de los audios del escándalo.

Recordemos que dicha entidad es la que tiene el poder absoluto para nombrar, ratificar, ascender o despedir a jueces y a fiscales de todas las instancias. Es evidente que se deben realizar cambios para evitar que personajes dudosos y sin trayectoria, como aquellos que provienen de colegios profesionales que nada tienen que ver con el Derecho, se conviertan en magistrados que gozan incluso de prerrogativas de congresistas o de vocales supremos.

Por ejemplo, ha sido un gran error que, en la elección de los consejeros provenientes de las facultades de Derecho privadas, puedan haber participado representantes de universidades/negocios/partidos políticos que tienen intereses nada santos y muy alejados de la idea de colocar a gente idónea en el CNM; ya que esa gente suele jugar un partido a favor de sus patrones, como aquel que hoy es acusado de infiltrar la ONPE.

Sin embargo, habría que ver qué tan conveniente es someter esas muy necesarias reformas a un referéndum en el que deberían participar todos los ciudadanos mayores de 18 años. Lo señalo porque en primer lugar tendríamos que preguntarnos cuántos peruanos de a pie conocen a qué se dedica el CNM, o quizá hasta cabría averiguar cuánta gente sabe en el país que esa institución existe por mandato constitucional.

Una cosa es preguntar si se está de acuerdo o no con la reelección de los congresistas, o con que las empresas privadas financien o no las campañas electorales; pero otra es indagar sobre el CNM. Imagino que el Poder Ejecutivo tendrá una muy buena estrategia para asegurar que la consulta que plantea sobre esta última institución será positiva para el país y gozará de la legitimidad que todos queremos.