GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Nunca la cantidad tendrá como resultado, hagas lo que hagas, la calidad. Por el contrario, todo parece indicar que a mayor número, la calidad tiende a resentirse. Si la reforma electoral de la que habla el presidente Vizcarra no impone los filtros de exigencia, si no aplica un cernidero sobre los mecanismos democráticos, a la recua del Congreso sumaremos la recua del Senado. Entiéndanlo por favor, si la raíz del problema no son los elegidos, somos los electores. Es decir, siempre habrán los vivos, los inescrupulosos, los analfabetos, los financiados por la droga, etc. etc., con derecho a ser candidatos. No podemos evitar que integren o se les infiltren a los grupos políticos, lo que tenemos que lograr es que las leyes sean herramientas para descartarlos o, finalmente, no sean elegidos. En consecuencia, quizá muy poco hay que hacer sobre los partidos, sospecho que todo el trabajo recaerá sobre los ciudadanos con derecho al voto.

Asimismo, puede ser una oportunidad para colocarnos a la altura de nuestras condiciones económicas, porque es un insulto que teniendo los vergonzosos indicadores de pobreza, no es posible que se malgaste tanto dinero en mantener un Congreso como este, que en nada retribuye lo que nos cuesta. Con dos diputados y un senador por región, más que suficiente. Todo lo que se ahorre será mejor invertido en preparar a los electores para elegir mejor, que ya suficientes demostraciones hemos tenido en los gobiernos recientes para probarnos nuestra pobreza de criterio. Ser elegido congresista no es -no debe ser- sacarse la lotería. Es, por el contrario, un sacrificio de servicio.