Ayer se oficializaron dos salidas de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dini): las de Javier Briceño e Iván Kamisaki, director y director ejecutivo de ese organismo, respectivamente, en una medida desesperada que sin duda busca calmar el escándalo armado una vez que se hizo público, a través de Correo y Correo Semanal, que dicha entidad se dedicaba a husmear en las propiedades de funcionarios, políticos, empresarios y periodistas, además de sus familiares, para armarles legajos.
Hasta ahí tenemos que el gobierno del presidente Ollanta Humala ha echado a los que serían los responsables directos o materiales de esta nauseabunda labor de la Dini, aunque tengamos en cuenta que Briceño está en el cargo apenas desde enero último y quizá poco o nada tenga que ver con el asunto. Sin embargo, la responsable política de esto, la premier Ana Jara, lejos de optar por el camino de la “renuncia digna”, ha preferido “pechar” a quienes cuestionan estas prácticas.
Si es como dice la premier Jara, que al interior de la Dini hay “facciones paralelas” que han hecho todo el trabajo sucio denunciado desde hace dos meses, lo que ha debido suceder es que se eche a los culpables y se les denuncie ante el Ministerio Público, algo que ya sucedió. Bien por ello. Pero a eso debió sumarse el alejamiento irrevocable de la Primera Ministra, para no parecer cómplice de estos hechos tan repudiables que tarde o temprano le pasarán la factura.
Y mientras tanto, habría que ver qué dice el presidente Humala al respecto, pues desde que se difundió el rastreo masivo a través de Registros Públicos, no ha salido a referirse al tema ni siquiera para insultarnos, tal como lo hizo hace unos días con otros medios de prensa que revelaron información que no fue de su agrado. Ante una denuncia tan grave que lo implica directamente como “beneficiario” de la información que obtiene la Dini, hace rato debió dar la cara a la ciudadanía.
Las autoridades de este país no pueden menospreciar la inteligencia de los peruanos al decirnos que todo se trató de un inocente manejo de “información pública” o que los únicos culpables son Briceño -que no estuvo ni tres meses en el cargo-, Kamisaki o el agente Rosendo Chávez. Acá también hay responsables políticos que no pueden meterse las manos en los bolsillos, ponerse a silbar, mirar hacia arriba e irse caminando como si con ellos no fuera la cosa.