Son cada vez más frecuentes las agresiones que en diferentes ciudades del país sufren los inspectores de tránsito a manos de choferes de transporte público, en su intento por evitar las sanciones que les corresponden por hacer lo que les da la gana en nuestras pistas y poner en riesgo la vida de sus pasajeros y de los propios transeúntes.

Son decenas de servidores de la Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU) y de diferentes municipalidades que han terminado agredidos o hasta atropellados por estos delincuentes que tienen que ser identificados y sancionados con todo el peso de la ley, por lo que es de esperarse que los procuradores de las entidades afectadas hagan bien su trabajo, al igual que el Ministerio Público y el Poder Judicial.

Ataques como los mencionados a quienes representan a la autoridad en nuestras pistas, no pueden quedar impunes. Esos choferes que agreden y atropellan en su afán por escapar, son un verdadero peligro y deberían estar tras las rejas, por lo que las sanciones benevolentes o “simbólicas” no sirven para nada.

Nunca podrá haber orden y formalidad en nuestras pistas, si no se saca de circulación a energúmenos como los mencionados. La necesidad de trabajar en momentos de crisis, no puede servir de pretexto para pasar por esto estos ataques.

El Estado y la justicia debe proteger la vida y el bienestar de los ciudadanos.