Todo empezó con la torpe y lenta respuesta del Gobierno en el caso del “negociazo” de Carlos Moreno. Luego, la falta de muñeca política ha contribuido a que la confianza en Pedro Pablo Kuczynski se vaya para abajo.
La última encuesta de Datum le ha puesto números a lo que ya se venía percibiendo: el Presidente cierra el 2017 con un 67% de desaprobación, 18 puntos porcentuales menos que hace un año. ¿Debería sorprendernos? No creo.
En menos de un año de gobierno, el “dream team” de PPK estaba por los suelos: el ministro de Defensa, Mariano González, renunció por un “escándalo amoroso”; el Ejecutivo permitió que Jaime Saavedra fuera sepultado por un capricho de la oposición; Martín Vizcarra tuvo que renunciar después del lamentable manejo del conflicto por el aeropuerto de Chinchero; y a Alfredo Thorne -de los favoritos del Presidente- le filtraron conversaciones de moral dudosa con el Contralor.
Luego, cuando frente a una oposición matona y abusiva, el Ejecutivo parecía por fin haberse puesto los pantalones con la cuestión de confianza, el resultado fue un papelón: una vez que esta fue negada, no solo sacó él mismo a la ministra que buscaba defender, sino que puso en su lugar a uno afín a quienes querían decapitarla.
Por último, a todo lo anterior habría que sumarle dos cosas: el jugueteo del indulto (la falta de claridad del Presidente en el tema molesta tanto a quienes apoyan la medida como a los que no), y los recientes cuestionamientos sobre una posible conexión entre PPK y la brasileña Odebrecht.
Aún no es tarde. A ver, pues, si el 2018 viene con algo más de astucia.