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Se acaba la fiesta del fútbol. Hoy se despide Rusia 2018, que nos permitió reencontrarnos con los mejores del balompié mundial después de 36 años de ausencia en este tipo de competencias. Tremendo acontecimiento que alborotó a un país entero, que estuvo pendiente de sus jugadores y los resultados. Alegría por los triunfos, tristeza por las derrotas. Así es el fútbol; así es la vida. Pero como nada dura para siempre, la programación de Latina, canal que tuvo los derechos de transmisión del Mundial por televisión para todo el Perú, se recompone, vuelve a lo habitual. Debido a esas movidas, a ese retorno y a que ya no habrá partidos que comentar, dejaremos de ver al “Checho” Ibarra, exdelantero, hoy técnico, que resultó una muy grata sorpresa para todos los que estaban hartos de esos opinólogos que intentan demostrar un conocimiento del tema futbolístico que ya envidiarían estrategas como el francés Didier Deschamps, el croata Zlatko Dalić o el mismísimo Ricardo Gareca. El gran “Checho” demostró que no es necesario hacer tanto aspaviento de tecnicismo para llegar al público y que se puede transmitir desde un lenguaje sencillo lo que el televidente común quiere saber de su deporte favorito. Se fue el Mundial y por fin dejaremos de leer encendidas e indignadas críticas de por qué enviaron al certamen más importante del fútbol profesional a fulanita o menganito, que no tenían nada que ver con el asunto. Eso no está mal, los canales están en todo su derecho de hacerlo, no estamos para discriminar a nadie. Lo que sí resultó un desperdicio fue que esos personajes faltos de un buen productor no aprovecharan su visita y realizaran notas y reportajes de color local al margen del fútbol. Eso sí estuvo mal. Nos despedimos de Rusia 2018 y de algunos reporteros que solo se dedicaron mañana, tarde y noche a entrevistar a los hinchas peruanos para que canten “Contigo Perú”, muestren su bandera y que les cuenten cómo llegaron hasta el país anfitrión. Había muchas cosas más por resaltar, por contar de un país que para muchos es una nación casi desconocida. Cuatro años faltan para Qatar 2022. Tampoco pretendemos que los periodistas locales que se apunten al evento aprendan árabe a la perfección, pero al menos que ya empiecen a estudiar inglés básico para no repetir solo “Where it comes from?” y “Good morning”.

A mejorar todos para el próximo Mundial, no solo los futbolistas. La pelota está en la cancha.