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Uno de los escritores que mejor describió los problemas de la sequía en su país fue el mexicano Juan Rulfo en su colección de cuentos El llano en llamas. En una de las críticas a su obra resumen: “El paisaje siempre es seco y árido, y en él vive gente solitaria, silenciosa y miserable, campesinos mexicanos que sobreviven sin esperanza tras el fracaso de la Revolución Mexicana”.

Ya van a ser tres años que menciono este tema, la falta de agua en el sur, en reiterados comentarios, exhortando -siempre- a los gobernantes regionales a pensar mejor y actuar de manera diligente en dicho asunto, que reviste especial preocupación.

Cada año que pasa, la reserva hídrica disminuye en el sur y la oportunidad para represar el agua de la época de lluvias se pierde. Claro ejemplo es el sistema de represas del Chili en Arequipa y Pasto Grande en Moquegua, que en el verano de este año almacenaron poca cantidad de recurso hídrico, que hoy comienza a faltar para consumo humano y la agricultura.

Ayer una información divulgada por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) estima que el déficit de lluvias que experimentan la sierra norte y suroccidental se prolongará en los siguientes días. En pocas palabras, la falta de agua en el sur es cosa seria y delicada.

Puede que de enero a marzo las lluvias sean mejores, pero el asunto es que el volumen no será el mismo y con ello necesitamos actuar de manera inmediata para poner en marcha proyectos hidráulicos e ir almacenando agua para los siguientes meses.

Paltuture es un proyecto a largo plazo; empero, urgen otros pequeños que sean viables y sobre todo ejecutables en corto tiempo en el sur del país.