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Es fácil plantar un árbol, pero es difícil que este crezca y cumpla sus objetivos. En forma constante, diversos personajes, en su mayoría autoridades, buscando figuretismo llevan a cabo campañas de arborización y después se olvidan de estas, sin que haya un seguimiento.

En los últimos 15 días, en diferentes regiones del país se registraron incendios forestales que dejaron serios daños en el medio ambiente, con especies vegetales destruidas y buen número de animales muertos.

Estos acontecimientos imprevistos también motivaron reacciones entre las autoridades correspondientes, quienes para salir del apuro anunciaron que destinarán recursos para desarrollar campañas que permitan recuperar lo perdido.

Por ejemplo, en las más de 2 mil hectáreas de pastos destruidos por el fuego en los distritos de Polobaya (Arequipa) y Puquina (Moquegua), las autoridades del Servicio Forestal (Serfost) señalaron que demorará al menos 15 años recuperar la gran cantidad de especies arrasadas durante las 72 horas que duró controlar el siniestro.

Una tarea difícil pero no imposible si existiera conciencia medioambiental entre nuestros gobernantes para promover este tipo de acciones, como aquella que se inició hace seis años en la carretera Arequipa-La Joya, donde la gestión regional de ese entonces puso en marcha un ambicioso proyecto de arborización de 10 hectáreas y en los primeros meses comenzó a dar sus frutos; sin embargo, por desidia de otros funcionarios poco a poco fue desapareciendo este trabajo. Se invirtieron recursos y no se continuó este proyecto, destinado a convertirse en pulmón verde para la tan contaminada Arequipa. Una pena la falta de interés en promover este tipo de campañas.