El miércoles 7 de diciembre tras el intento frustrado de cierre del Congreso e instituciones del entonces presidente Pedro Castillo, este mismo Congreso se dedicó a la vacancia por 101 votos. La acción política de Castillo le dio argumentos donde no los había, para cortar un gobierno elegido por la mayoría provinciana del país.

La vicepresidenta Dina Boluarte ha asumido la Presidencia anunciando, la madrugada del lunes 12, la presentación de un proyecto de ley para adelanto de elecciones en abril del 2024. Pese a ello, las movilizaciones van creciendo y ampliándose, enfrentando una fortísima represión que lleva varios muertos, sin que el Gabinete presidido por Pedro Angulo, exdecano del Colegio de Abogados de Lima, presente cara y detenga tal represión.

La confrontación política entre quienes desde el Poder Ejecutivo acompañaban a Castillo y los sectores conservadores con mayoría en el Congreso, no tiene resultado claro y ha desatado una fuerte movilización nacional bajo la demanda de “que se vayan todos”, bloqueos de carreteras y tomas de aeropuertos en Cusco, Arequipa y Andahuaylas, con el lamentable saldo de varios fallecidos, entre ellos menores de edad.

Estas movilizaciones que demandan el cierre del Congreso, adelanto de elecciones y una nueva Constitución, lo que realmente exigen es construir una sociedad y un Estado que incluya a todos los peruanos y que posibilite superar las exclusiones de mujeres, campesinos y grupos raciales. Exigen reales en la construcción de una sociedad avances con servicios públicos de calidad, pero, sobre todo, con acceso a iguales oportunidades para todos y todos.

Necesitamos cambiar la mirada sobre el país. Las movilizaciones actuales nos están dando un mensaje claro: es necesario transformar la economía, la sociedad y la política.

Se fue uno, tienen que irse todos. Aceptamos que el Perú está cambiando y tiene realmente que cambiar.