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Fernando Zavala es un tecnócrata, sin ninguna duda, pero pronto tendrá que mostrar sus habilidades políticas, no solo con su anuncio de empezar a tender puentes con todas las bancadas del Congreso o las agrupaciones políticas en general, sino desarrollando el olfato necesario para empezar su gestión priorizando lo urgente. En ese campo, el olfato político tiene que llevarlo a determinar que hoy no es lo imprescindible reactivar la economía, que lleva varios meses estancada, elaborar un plan anticorrupción, bajar el IGV o evitar la liquidación de Doe Run. Lo apremiante, imperioso e impostergable, casi un SOS, es tener listo el paquete de medidas orientado a disminuir la ola incesante de crímenes, asaltos, muertes y fechorías de marca mayor y menor que agravan el álgido problema de la inseguridad ciudadana. Por eso, es indispensable que Zavala se tome el tiempo para revisar el plan que tiene al respecto el programa de PPK -por ahora insuficiente y frágil- y, segundo, que el nuevo premier sea decisivo en la elección del ministro del Interior. Ese puesto es el segundo en importancia en el gabinete y los nombres que se han voceado hasta ahora están lejos de exhibir las credenciales para el cambio radical que requiere esa cartera. Haría bien también Zavala en recomendarle a PPK tomar algunos lineamientos de las propuestas de Fuerza Popular, como la construcción de penales a más de 4 mil metros de altura, la declaratoria en emergencia de Lima, la pena de muerte o la presencia temporal de las FF.AA. en las calles. El fujimorismo ya ha dicho que respaldará el otorgamiento de facultades legislativas en seguridad, así que Kuczynski y Zavala no tienen ninguna razón para demorar en exhibir resultados en un plazo razonable.