Las cosas deben de caminar muy mal en este país como para que 37 años después de la brutal irrupción del grupo terrorista Sendero Luminoso en la vida de los peruanos, y a 25 años del arresto de Abimael Guzmán, parte de la agenda del Perú tenga que seguir girando alrededor de este criminal, que a través de sus operadores logra mantener en pie, al menos por 60 días más, el infame mausoleo que sus seguidores levantaron en Comas, mientras siguen infiltrados en la huelga de profesores.

En el primer caso, el brazo legal de la banda armada se ha dado el lujo de interponer ante el Poder Judicial un recurso para evitar la demolición de la estructura que fue denunciada por Correo a fines de setiembre del año pasado, pero que hasta el momento sigue en pie, burlándose de todos nosotros y de un Estado incapaz de actuar con la energía necesaria ante el Movadef y otros grupos de probada fachada.

Estaba previsto que el mausoleo sea demolido a fines del mes pasado, pero los operadores de Guzmán han conseguido postergar el necesario derribo de la estructura de cemento. Esta tarde debe haber fiesta en la Base Naval del Callao, pues el mayor genocida del Perú ha obtenido un logro. Pero eso no es todo. Al mismo tiempo tenemos la huelga de docentes que, según el Ministerio del Interior, tiene detrás al Movadef, creado por el propio cabecilla terrorista.

Por ahora los senderistas no pondrán bombas, no harán sus “paros armados” ni matarán gente en las calles, como en el pasado, pero están presentes y, lamentablemente, como sociedad y como país, se lo estamos permitiendo. La muestra más grande de esa irresponsabilidad es que el Estado les está abriendo las puertas de las aulas de la escuela pública para dar clases de no sabemos qué a través de docentes que hace mucho debieron ser retirados de la enseñanza.

El ser demasiado “legalistas” y actuar con criterios abogadiles nos está pasando la factura, pues cualquier otro país que haya tenido que vivir el drama que nos hizo atravesar Sendero hace tiempo hubiera actuado con mucha mayor energía para sacar de circulación a estas personas y evitar que sigan siendo los operadores de un criminal que ya debería ser parte de un pasado nefasto que parece no habernos dejado muchas lecciones.