Sentir y soltar

Una clave para mejorar nuestro bienestar emocional es reconocer y aceptar que todas las emociones son importantes. Cada emoción cumple un propósito, incluso las difíciles. Por ejemplo, el miedo nos puede alertar cuando hay un peligro inminente. La rabia suele aparecer cuando nos sentimos heridos y nos puede ayudar a defendernos. La tristeza nos anuncia que estamos, probablemente, frente a una pérdida. Como vemos, todas son necesarias. Entonces, si las emociones difíciles son necesarias, ¿cómo podemos promover nuestro bienestar emocional?

El secreto se encuentra en aprender a transitar de una emoción a otra. Por ejemplo, pasar de la rabia a la tristeza y, cuando la tristeza se haya manifestado, a la calma. Para poder transitar de una emoción a otra, debemos permitirnos sentir todas las emociones. Negándolas, nos quedamos más tiempo en estas emociones conflictivas. Lo que buscamos es sentir y soltar.

Pero qué difícil es sentir y soltar, ¿cierto? Sobre todo, cuando duele mucho. Podemos hacer algunas cosas creativas para lograrlo. Por ejemplo, escuchar música que nos ayude a sentir más profundamente lo que nos cuesta procesar. La música es una herramienta poderosa para transformar nuestras emociones. Podemos empezar escuchando una canción que sintonice con nuestra tristeza, para luego, poco a poco, ir cambiando las tonadas por algo más alegre, como si fuera una transición. Escribir sobre lo que nos duele también ayuda muchísimo a procesar nuestras emociones. Está comprobado que escribir por veinte minutos, una vez por semana, sobre temas relacionados con nuestras emociones, aumenta significativamente el bienestar. Expresarnos con dibujos es otra forma poderosa de trabajar las emociones. Si no nos gusta dibujar, podemos probar con el collage. Cortar y pegar imágenes es una actividad que la mayoría de personas pueden hacer, incluso niños pequeños. Démonos la oportunidad de trabajar, con creatividad, nuestro mundo emocional, para así sentir y soltar.