A inicios de abril, la Organización Internacional del Trabajo advertía que “El efecto de la pandemia global de coronavirus sobre el empleo va a ser ‘devastador’ y superará con creces lo sucedido durante la crisis financiera mundial de 2008-2009… y en tres meses 195 millones de personas perderán su trabajo”. En el Perú se habla que al menos 6.5 millones de empleos desaparecieron en estos seis meses de Covid 19.

Cifras nada alentadoras en días que persisten dudas sobre las medidas a tomarse para reactivar la economía, además de las bombas de tiempo gestadas desde el Congreso de la República, con leyes atentatorias al futuro del país y que responden a intereses populistas en época electoral.

El panorama es sombrío para el sur, en especial Arequipa, que enfrenta una sequía de proyectos en diferentes sectores y donde la mayoría duerme el sueño de los justos por inacción de los gobiernos central, regional y locales. En los últimos días las miradas se centraron en Majes Siguas II y puede, de milagro, reiniciarse a comienzos del próximo año si Ejecutivo como Gobierno Regional logran consensos para continuar obras paralizadas hace tres años.

Otros proyectos de envergadura no hay en la región y menos que ayuden a la reactivación económica en los siguientes meses, salvo aquellos relacionados a la minería como Pampas de Pongo, previsto arrancar entre el 2021 o 2022, Zafranal y Don Javier sin fecha, mientras que Tía María sigue bloqueado.

Si persiste la falta de reacción de quienes gobiernan el país y Arequipa, entonces la región enfrentará la peor época de su historia y tendrá que acostumbrarse a mirar como otros departamentos avanzan con inversiones que traen desarrollo y cambio.

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