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Aplaudo que el empresariado quiera sumarse a ejecutar, mediante obras por impuestos, algunos de los proyectos de la reconstrucción con cambios. Sin embargo, lo que se requiere en el norte del país son planes integrales, no aislados, como quieren que se elaboren en la región La Libertad.

El problema con los proyectos integrales es que, por su complejidad, demandan más tiempo en su elaboración. Según algunos expertos, se necesita mínimo un año para planificar el expediente de la obra de evacuación de las aguas de las quebradas San Ildefonso, San Carlos y León Dormido, que sabotearon Trujillo.

Precisamente, este tiempo es lo que las autoridades no quieren perder por “equis” motivos -en el mejor de los casos, podría ser por vanidad política-, sin darse cuenta de que ejecutar un plan aislado solo conllevaría a perder millones de soles si se presenta de nuevo un fenómeno natural como El Niño costero del año pasado.

El consorcio conformado por Movistar, Backus, Pacasmayo y Poderosa piensa invertir 120 millones de soles, mediante obras por impuestos, en la quebrada San Ildefonso. Solo en esta parte del problema. ¿Y qué hay de las otras dos? Absolutamente nada. No es su culpa, sino de las autoridades.

Por eso, como si alguien quisiera que todo pasara bajo el puente de la indiferencia, el proceso de la reconstrucción en La Libertad se encuentra en un sospechoso silencio. Desde la socialización del proyecto para evacuar las aguas de la quebrada San Ildefonso, hace unas tres semanas, hasta hoy poco o nada se sabe.

¿Qué dice la sociedad civil al respecto? Pues nada. Ha sido apartada de la solución. Por ejemplo, en esa reunión para socializar el proyecto del consorcio en San Ildefonso, fueron retirados los representantes de gremios empresariales y universitarios, así como de los colegios profesionales. ¿A razón de qué el gobernador regional Luis Valdez propició dicha salida? Por ahora nadie sabe.

Esperemos que el presidente Martín Vizcarra, quien lidera la reconstrucción, nos aclare el panorama.