Esta semana nos toca recordar los 53 años de la peor tragedia que nos tocó vivir antes de la epidemia del COVID-19: el terremoto que en la tarde del domingo 31 de mayo de 1970 remeció la costa y sierra central del país, que afectó principalmente a la región Áncash y en específico al Callejón de Huaylas, donde la ciudad de Yungay fue borrada del mapa por un alud.

Este año, ese mismo día, a las 10 de la mañana, se llevará a cabo el Simulacro Nacional Multipeligro, con el que se busca sensibilizar y preparar a la ciudadanía ante cualquier desastre natural, especialmente un sismo como el que podría producirse en cualquier momento. La idea es que todos participemos con compromiso y seriedad desde el lugar en que nos encontremos.

Tengamos en cuenta que el Perú se encuentra en una de las zonas más sísmicas del planeta y que el prolongado silencio sísmico que registra el país hace prever a los expertos que en cualquier momento tendrá que producirse un brutal terremoto que nos debería encontrar preparados, a fin de que las pérdidas humanas sean las menos posibles.

Cuando ocurra esta situación dramática, en casas, colegios y centros de trabajo debemos saber qué hacer. Precisamente para eso sirven los simulacros como los que se llevarán a cabo esta semana. Estas acciones no son broma, momentos de relax ni situaciones que se presten a la risa, son momentos para reflexionar y actuar pensando que con lo aprendido, se pueden salvar muchas vidas.