GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El fujimorismo ha decidido acelerar el proceso de elección de magistrados del Tribunal Constitucional. En total, se renovarán seis de las siete plazas del máximo organismo de interpretación constitucional. Es decir, casi una renovación total.

La lista de candidatos que la comisión seleccionadora está proponiendo al pleno es variada, existiendo juristas de primer nivel junto a personajes de trayectoria controvertida. Pero más allá de las propuestas, lo que resulta reprochable es cómo se está llevando este proceso.

Se ha hecho una mala costumbre en el Congreso realizar el proceso de nombramiento de autoridades de manera poco transparente y sin criterios claros. En este proceso, por ejemplo, la comisión no ha entrevistado a los candidatos. ¿Se puede armar una lista de candidatos sin que cada integrante de la comisión haya podido entrevistar a cada uno de ellos? Además, las hojas de vida no han sido publicadas y tampoco quedan claros los elementos de evaluación utilizados.

Algunos opinólogos sostienen que el proceso peruano está siendo similar al que sigue el Senado en Estados Unidos para nombrar a magistrados de la Corte Suprema. Nada más alejado de la realidad: en EE.UU. no se renueva de golpe tantas plazas, sino solo una. El proceso dura varias semanas y eso da tiempo a la prensa para que investigue a detalle a la persona propuesta. Además, existe una audiencia pública transmitida por televisión donde se evalúa al candidato.

No es sano realizar este proceso a espetaperro, sin audiencias públicas ni criterios claros de evaluación.

Hay tiempo para rectificar esta actitud, y disipar las graves sospechas que con fundamento se están generando sobre esta elección.