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Ha llegado a mis manos el estupendo libro "La Universidad de Utopía", escrito por el mítico rector de la Universidad de Chicago Robert M. Hutchins y traducido al castellano por el doctor en Filosofía de la Universidad de Navarra, el profesor Javier Aranguren. Hutchins fue decano de Derecho en Yale a la edad de 28 años y President de la Universidad de Chicago entre 1929 y 1951. Autor reconocido mundialmente por sus reflexiones sobre la universidad, Hutchins también fue uno de los grandes reformadores de la educación en Estados Unidos.

En su libro, el profesor universitario rescata, entre otros destellos de genialidad, el decisivo papel de la crítica en la formación de una comunidad orientada al bien común. De hecho, la Universidad de Utopía (con claras referencias al libro clásico de Tomás Moro) solo tiene sentido al ser concebida como un centro de pensamiento orientado hacia el debate y la crítica de las cuestiones fundamentales de una sociedad.

En efecto, el bien común solo puede ser dilucidado por medio de la crítica y solo puede haber crítica en un ambiente independiente que busca el saber superior. "La Universidad no es un centro de propaganda para la doctrina oficial", dice Hutchins, e inmediatamente esto nos lleva a considerar el papel de la diversidad de opinión en la construcción de la política, esencial para el buen gobierno. En efecto, es imposible alcanzar una política de calidad si renunciamos a la autocrítica pasando por agua tibia los errores de táctica y estrategia. La Universidad es un buen lugar para la crítica, pero esta debe extrapolarse a los ámbitos que construyen el bien común. Sobre todo a la política.