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La denuncia de la congresista Paloma Noceda contra su colega Luis López Vilela por tocamientos indebidos ha puesto sobre el tapete nuevamente el grave problema de las agresiones contra la mujer en nuestro país.

A lo hecho por Moisés Mamani se suma ahora el caso de Noceda, quien ha recibido rápidamente la solidaridad del presidente del Congreso, de muchos legisladores y de diversas organizaciones. Es evidente que estas incidencias no le hacen ningún bien al prestigio del Parlamento. Más allá de algunas excusas y argumentos sin sustento para mantener las formas, se necesitan decisiones ejemplares contra los responsables para cambiar este panorama, que es el reflejo de la sociedad. Creemos que todo es posible, aunque es más difícil a medida que pasa el tiempo y se postergan las sanciones. Como tantas veces, quedará la sensación de impunidad.

En esta coyuntura, hoy no es un día cualquiera. Esta tarde se realizará la lectura de sentencia, en la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, del caso de la joven ayacuchana Arlette Contreras, quien fue salvajemente jalada de los cabellos y arrastrada por Adriano Pozo Arias, quien es acusado por los delitos de violación sexual y tentativa de feminicidio. Sabremos finalmente si los encargados de impartir justicia están a la altura de las expectativas de las autoridades y de la sociedad en general, quienes luchan frontalmente contra la violencia a las mujeres.

Esta tarea es de todos. Lo tenemos que hacer con el otro, no contra el otro. Solos no podemos hacer nada.