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Kevin Spacey no lo dudó ni un instante. Al mismo estilo de su Frank Underwood de House of cards -hombre calculador, frío, dispuesto a todo cuando se trata de conseguir sus objetivos-, decidió responder a una grave denuncia por acoso sexual a un menor ocurrido hace 30 años con una confesión sobre su orientación sexual. De paso -imaginó-, la acusación se diluiría al margen de su gravedad por su “salida del clóset”, la cual supuso que -por el impacto mediático- ocuparía las primeras planas de diarios y webs del mundo. Igualito que su personaje en la exitosa serie que emite Netflix -un político sin escrúpulos que no se detiene ante nada-, apostó que esa jugada lo salvaría del descrédito y de la polémica; pero se equivocó de plano. En el siglo XXI, el de las redes, la noticia inmediata y la opinión pública a distancia de un clic, Spacey terminó consiguiendo lo que menos hubiera imaginado. Además de que nadie creyó su “confesión sincera” -fue muy evidente su maniobra-, logró por mérito propio que empiecen a aparecer , cual desborde incontenible, más denuncias en su contra, todas relacionadas con acosos o, en algunos casos, con intentos de violación. Despreciables y serias acusaciones que tendrá que responder si estas se judicializan; pero para una estrella de la categoría de Spacey -ganador del Óscar en dos oportunidades, actor, director, productor y guionista- quizás lo peor que le puede suceder es que su carrera termine por lo suelos -y no es una exageración-. Por lo pronto, la poderosa señal en streaming Netflix anunció que no quieren al actor en ninguna de sus producciones y mucho menos en la sexta temporada de House of cards, que al parecer será la última entrega. Voceros del premio Emmy de la televisión norteamericana informaron en un comunicado que ya no le darán el premio a la trayectoria y hasta el teatro londinense The Old Vic, en el que Spacey fue director artístico durante 11 años, habilitó una dirección de correo electrónico “confidencial” para que los trabajadores que pasaron por la sala denuncien “quejas que no hayan podido expresar”. Situación muy delicada que atraviesa uno de los actores más talentosos de su generación y que, según reafirman sus representantes, está buscando un “tratamiento no específico” para superar su actual estado emocional. Todo lo sucedido reafirma que aunque siempre se dice que la vida privada no tiene que ver con la profesional, en este caso, una tiene tanto peso una como la otra para determinar la continuidad de la carrera de un actor que hasta algunas semanas era una estrella inalcanzable.