Hasta que Jorge Barata confirmó desde Brasil lo que ya había aparecido en las anotaciones de la policía de Sao Paulo: la pareja de aventureros, Ollanta Humala y Nadine Heredia, recibió $3 millones de la constructora Odebrecht. “Fueron 3 o 4 entregas, ella me llamaba, me pregunta cuándo iba a llegar el recurso; yo le decía, de acuerdo a las circunstancias, una semana o algunos días, la presión era grande, porque necesitaban para campaña, pero no era tan sencillo realizar la operatividad para hacernos de ese dinero”, confesó quien fuera el hombre fuerte de Marcelo Odebrecht en el Perú.

El defensor de los Humala, Wilfredo Pedraza, dice que esta lluvia de millones fueron aportes de campaña. Que, a diferencia del caso Toledo, estos dineros no fueron parte de un soborno. El señor Pedraza, una vez más, nos quiere ver la cara de tontos. ¿Estos $3 millones (que es lo que se sabe, hasta ahora, recibieron Ollanta y Nadine) fueron una caridad de los brasileños a cambio de nada? ¿Así nomás, de buena gente, entregaron esa plata?

Hay que ser muy ingenuo para pensar una cosa así. La ruta que el fiscal debe trazar es una que va directo al sur; para ser más concretos, al Gasoducto del sur. Una obra licitada en el gobierno de Humala que ganó, oh casualidad, la constructora Odebrecht, y que pasó de costar $1300 millones a $7000 millones. Razón suficiente para, cuando menos, impedir la salida del país de la que alguna vez fue la pareja presidencial. Tanto interés de la señora Heredia porque el Gasoducto saliera pronto no era por gusto. Favor con favor se paga. Tan Barata no les salió.

TAGS RELACIONADOS