La modelo venezolana Korina Rivadeneira vive su propio reality, no el de Esto es guerra en el que participó durante varias temporadas. Hoy protagoniza el que ella misma ha creado al resistirse a cumplir la resolución de la Superintendencia Nacional de Migraciones que determina su salida del Perú, debido a una serie de faltas cometidas durante su estancia en nuestro país. Aunque nunca lo imaginó, su situación migratoria se ha convertido en asunto de interés nacional. Hay algunos que afirman que tanta cobertura, seguimiento policial e importancia de las autoridades respectivas en su caso tiene todos los ingredientes de una cortina de humo. Cada quien piense lo que desee, pero dejemos la especulación para ir a lo concreto, lo evidente, lo que ha hecho que la hoy señora Hart se convierta en casi una youtuber que cuenta su drama por capítulos. Korina graba videos, los sube a la red, culpa al funcionario de Migraciones de todo lo que le está pasando, cuestiona decisiones, llora, insiste en que no va a acatar las leyes peruanas. Nuevo video. Echa la culpa a Migraciones de haber echado a perder su imagen con todo lo que está pasando, nuevamente llora, pero lo peor de todo es que a todas luces se enfrenta sin empacho a las autoridades peruanas. Y allí está el grave problema, reafirma -no sabemos sin querer- esa sensación de que ciertas figuras mediáticas de la televisión están por encima de todos, y eso no es así. Por si no lo sabe ella y su entorno, hay algo que aquí, en la China, Estados Unidos o Suiza hay que respetar nos guste o no: la ley y nuestros a funcionarios. A ver, ¿qué le sucedería a la modelo si, en lugar de ponerse en actitud belicosa usando las redes aquí en el Perú, lo hiciera en Estados Unidos en plena administración de Trump? Pues no pasarían horas para que el mismo FBI la ubique y la expulse de territorio norteamericano por acusar a autoridades sin pruebas. Lamentablemente para la venezolana se han agotado todas las posibilidades legales que le permitan quedarse aquí, pero tiene bajo la manga su matrimonio que le permita luego solicitar la reagrupación familiar. Ese es otro cantar y por allí deberían apuntar sus abogados y asesores antes de ponerla en un escenario confrontacional que en nada la ayuda. Miles de ciudadanos venezolanos están llegando a nuestro país escapando de la dictadura de Maduro y tratan de cumplir todas las normas que el Estado peruano les exige, y la actitud de Korina Rivadeneira no es precisamente el mejor ejemplo.