Años atrás, un muñeco de esponja ítalo-argentino implantó una frase muy conocida cuando se adelantaba a algo. El cariñoso ratón usaba la frase: “¡Lo dije yo primero!”. Este muñequito era divertido y no nos hacía perder millones de soles a todos los peruanos ni se escondía cuando fallaba, ni le echaba la culpa a la ciencia generando muchos problemas a los verdaderos meteorólogos, que deseamos el bienestar del país sobre el propio.

Hablar de fenómenos de la Niña para el próximo verano es tocar sentimientos aún sensibles por el evento recurrente anómalo del verano pasado, y pretender afirmarlo primero no es divertido y menos cariñoso.

Estamos entrando a la estación de la primavera y los meteorólogos sabemos que los modelos internacionales presentan incertidumbres lógicas y solo son referenciales, porque estamos en una etapa de transición. Es bueno tener prudencia y nosotros debemos trabajar nuestros propios indicadores, mejorarlos y actualizarlos a nuestras necesidades, no solo copiarlas.

Muy aparte del fenómeno que venga o no, lo que sí está claro es que en verano llueve en el norte y en la sierra, pero los topos Gigio no dicen dónde ni cuánto a escalas regionales, que es lo importante para informar al país y mitigar el problema. Para eso están las autoridades especialistas en el tema, que deberán darnos la información con la anticipación prudente y que para ello necesitamos información nacional que alimente los modelos internacionales y nuestros propios escenarios.

Decir hoy que viene el fenómeno La Niña es tirar una moneda al aire. Si sale, les aparecerán suculentos negocios (si es que ya no los tienen) y, si no, se esconden. Pero si están muy comprometidos, a cualquier lluvia de estación que cause algún desastre le echarán la culpa y negocio asegurado. A la camita, a la camita.

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