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A ver si nos dejamos de medias tintas, de indignarnos unas horas y olvidarnos al día siguiente. A ver si de una buena vez, todos, sin excepción alguna, desde donde estamos, nos comprometemos a enfrentar, combatir y repudiar sin un atisbo de duda la violencia contra la mujer que esta semana en nuestro país llegó a límites tan terribles e indignantes como dolorosos. El caso de Eyvi Ágreda, una joven de 22 años quemada viva en el 60% de su cuerpo por el asesino Carlos Javier Hualpa Vacas -sí, asesino, no hay otra forma de mencionarlo; es la única palabra que lo pinta de cuerpo entero- duele y lacera. Y ya que llegó la hora de hablar a “calzón quitado”, nunca nos cansaremos de repetir la gran influencia de la televisión en la reafirmación de muchos de los conceptos machistas que luego se utilizan como “justificación” para los crímenes contra las mujeres que se vienen cometiendo sin límite alguno. Y allí se necesita un compromiso mayor que mediáticas campañas y “buenas intenciones”. Porque no tiene coherencia alguna que muchas de sus principales figuras lloren, se indignen, exijan justicia para las víctimas de feminicidios, mientras en programas de sus mismos canales programan contenidos en los que a la mujer, so pretexto del divertimento, se le agrede en todas las formas. Porque, señores, invitar a un programa a un sujeto al que le dan tribuna para hablar lo que le da la gana de una expareja, contar intimidades, calificarla de infiel, y que le falte poco para que le desee la muerte, es violencia y de la más dura. Burlarse de una mujer en televisión por gorda, o calificar a otras porque tienen varios novios cuando más bien a los muchachos se les aplaude, es seguir en el círculo vicioso del cliché: para ellos, todo; para ellas, nada. Y además lo más dañino: el que esos peligrosos lugares comunes terminen enquistándose en las mentes de miles de agresores para justificar su violencia. “La maté porque miró a otro”, “Se lo merecía por infiel”, “Si no es mía, no es de nadie”. Estamos cansados ya de tanta muerte, dolor, impotencia ante lo que estamos viviendo. Ya es hora de dejar la polémica y la bronca por distintos puntos de vista sobre los orígenes y culpables de esta violencia sin fin para empezar a trabajar juntos y remar todos hacia el mismo objetivo. Los medios de comunicación tienen una tarea muy importante para tratar de generar un cambio a esta realidad que nos agobia. No hay tiempo que perder.