GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La parte final del mensaje del presidente Martín Vizcarra, en el sentido de proponer el adelanto de elecciones generales para que en julio del 2020 entre un nuevo mandatario y un renovado Congreso, más allá de las reacciones políticas que haya a favor o en contra de esto, sin duda generará un clima general de incertidumbre que hará aún más difícil llegar al ambicioso crecimiento de 3.5% en el 2019 y atender determinados problemas.

Lo que el jefe de Estado está proponiendo no es poca cosa, por más constitucional que sea. Estamos hablando del inicio de una situación política difícil e incierta, pues se anuncia un debate en el Congreso y quizá un referéndum para adelanto de elecciones, las cuales tendrían que realizarse en abril del 2020, es decir, en menos de un año. Todo esto implicaría que en unos meses más tendríamos que estar ya en medio de una campaña electoral que no estaba prevista en el horizonte político.

Dentro de poco sabremos si la elección de Pedro Olaechea como presidente del Congreso con el apoyo de los fujimoristas o si la intransigencia de gobernadores regionales como Elmer Cáceres Llica ante Tía María llevaron al presidente Vizcarra a tomar la decisión de proponer el adelanto de elecciones incluso a costa de acortar su mandato. Sin embargo, lo cierto es que habría que ver cómo repercute esto en el día a día de los peruanos.

Y en medio de todo, hay que estar muy atentos con el papel que juegue en estos meses la izquierda cavernaria que tenemos, cuyos miembros, sin duda, tratarán de pescar a río revuelto en su afán histórico de “agudizar las contradicciones”. Ya estamos viendo muy activos a personajes como Marco Arana y Vladimir Cerrón. Su objetivo será hacer realidad su sueño de una nueva Constitución de corte chavista, para convertirnos en una nueva Venezuela, Cuba o Nicaragua.

El país no la tendrá fácil en los próximos meses. Estamos dentro de lo que dispone la Carta Magna y estoy seguro de que ahí nos vamos a mantener. No obstante, eso no quita que estemos entrando en una “zona de turbulencia” que en el corto y mediano plazo haría que sea más difícil atender los problemas del día a día de los peruanos. Muchas cosas tendrán que esperar, habrá descontento, y cuando la calle está caliente, los ciudadanos no toman buenas decisiones en las urnas. Cuidado.