GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El país continúa un periodo crítico por los escándalos que no tienen cuándo acabar. El caso de Susana Villarán, exalcaldesa de Lima, afecta la imagen de la izquierda, y el de Mariano González, exministro de Defensa, perjudica al Gobierno. Que haya aportado a la campaña presidencial de Pedro Pablo Kuczynski en el 2016, un día después de recibir presuntamente dinero de la empresa brasileña Odebrecht, es sumamente delicado.

Es evidente que estos hechos abonan para que el Perú siga dañado y que mucha gente crea que no exista la posibilidad de un mañana mejor. Se vive en la incertidumbre, en el desencanto y el hartazgo por la clase política. Esto genera que la población ya no tenga confianza en la capacidad de las autoridades y políticos para proyectar el futuro. Es una clase política que vive de espaldas a sus representados.

La presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz, mostró su indignación luego de conocerse la investigación de la Fiscalía al parlamentario andino Mariano Gonzáles; sin embargo, tuvo el contrapunto de más de un elocuente silencio de parte del oficialismo.

Esperemos que las investigaciones sean fructíferas y logren el objetivo de encontrar a los responsables. Si ese escenario no se cumple, sucederá lo que sucede casi siempre en el Perú. Las denuncias y los procesos se alargarán vaya a saber hasta qué fecha. Los fiscales y jueces tienen que ejercer toda la autoridad que les corresponde. El apoyo del resto debe ser total, buscando el interés común y no el personal o partidario.