GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

¿Para qué quieren tiempo? ¿Qué tienen o pueden preparar para que se derrumbe el Gobierno y con él, suponen, el proceso de desarticulación de la corrupción y de los juicios? Ya sabemos que todo estaría “bien” si Keiko y Fuerza Popular hubieran ganado la presidencia de la República. Todo estaría “bien” si unas escuchas telefónicas no hubieran permitido descubrir una mafia en el Poder Judicial y el Ministerio Público, con aliados políticos del fujimorismo. Todo estaría “bien” si el escándalo de corrupción brasileño, “Lava Jato”, no se hubiera proyectado a las esferas políticas de toda América Latina, entre ellos el Perú. Los puntos de partida han sido hechos fortuitos, coincidencias, aunque ya después se haya concertado trabajo policial, judicial y periodístico para que las cosas hayan llegado a extremos en los cuales, volvemos a la pregunta inicial: ¿para qué quieren tiempo? Será solo para ganar alguito más en el poder y en las gollerías del Congreso. Todo apunta a dilatar, a entretener, a postergar. Ellos saben que si las cosas siguen evolucionando como van, el final no es el que desean; en consecuencia, deben interrumpirlo. En estos tiempos, y al menos en el Perú, ya es imposible tocarles las puertas a los cuarteles. Después de lo manoseados que fueron por el Montesinos de Fujimori, cuya cúpula terminó entre rejas, difícil 0encontrar soldados dispuestos a quemarse por políticos. Solo loquitos aventureros quedaron regados por allí, como el preso Antauro o el general roba gasolina. Y también tuvo sus presos el Poder Judicial y el Ministerio Público. Y lo mismo aquellos que manejaron la prensa chicha, el periodismo mermelero que ya quisieran que exista hoy. De alguna manera, el modus operandi se quisiera repetir, solo que esta vez las calles son las que ya no soportan la política y la corrupción juntas. Por lo menos unos aprendimos, aquellos no.