El expresidente Alejandro Toledo está prófugo de la justicia peruana por el presunto cobro de una coima de 20 millones de dólares; mientras el también exmandatario Ollanta Humala purga arresto preventivo, acusado de lavado de activos. Se trata de dos exjefes de Estado que de ninguna manera pudieron haber actuado solos para cometer los delitos que se les imputan, por lo que sería bueno saber de qué manera viene trabajando el Ministerio Público ante sus eventuales cómplices.

En el caso de Toledo, resulta poco creíble que si Odebrecht le pagó por debajo de la mesa para ganar una millonaria licitación, el mandatario por más poder que haya tenido, sea capaz de conseguir que el Estado dé la buena pro a la compañía que lo había “aceitado”. Esto debió pasar por ProInversión, por las manos de ministros, viceministros y demás funcionarios. ¿Por qué nadie dijo nada? ¿El chakano ordenó y todos obedecieron calladitos?

Sería bueno saber si las pesquisas del Ministerio Público apuntan también a los mandos intermedios del toledismo, o si están esperando que algún día el expresidente sea traído, si es que eso se logra, para que hable y delate a sus eventuales cómplices. Es casi imposible pensar que un jefe de Estado haya dispuesto que una obra de la magnitud de la Interoceánica sea otorgada a determinado postor y que todos acepten sin chistar. ¿Hubo más coimeados?

Algo similar pasa con Humala. La Fiscalía ha señalado que el Partido Nacionalista fue una “organización criminal”, por lo tanto se entiende que esa “banda” debió tener integrantes que ayudaron a recibir el dinero de Venezuela y Brasil o que al menos sabían de estos “aportes”. ¿Se está investigando también a esta gente? Hasta donde se sabe, varios de los que estuvieron inicialmente al lado de la ex “pareja presidencial” andan muy tranquilos y hasta dan entrevistas en televisión.

Toledo y Humala no pudieron actuar solos. Si la Fiscalía los está acusando de graves delitos, debería echar la puntería también a los presuntos cómplices. La corrupción debe ser sancionada en todos sus niveles, de rey a paje. Ojalá que en poco tiempo más veamos un trabajo más afinado de los fiscales, para que la justicia prevalezca y no nos siga invadiendo esa sensación de impunidad que no tiene fecha de caducidad.