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Algo tiene que estar caminando muy mal en el Perú para que todos los días tengamos que estar escuchando en los medios información sobre el accionar de nuestros políticos y autoridades, desde los que reciben dinero por lo bajo para sus campañas, hasta los magistrados que inventan doctorados, pasando por los congresistas que no han acabado ni la secundaria pero que luego aparecen con pomposos títulos universitarios.

Lo último ha sido saber que el presidente Pedro Pablo Kuczynski, aquel que recibía dinero por los trabajos que hacía su empresa con un proveedor del Estado mientras era ministro, hizo una “criollada” con los papeles de propiedad de su casa de San Isidro para evitar el pago de impuestos en Estados Unidos, algo que si bien no sería delito, sí muestra cómo el actual inquilino de Palacio de Gobierno se las sabía todas.

Tenemos también a todos los políticos de peso de este país que en algún momento estiraron la mano ante Odebrecht para financiar sus campañas sin declararlo ante el órgano electoral. Vivazos todos, incluyendo a Susana Villarán, quien se promocionaba como la reserva moral del Perú. A propósito, ¿por qué está pasando tan piola la señora mientras otros tienen serios problemas en el Ministerio Público? ¿Está a salvo por ser de izquierda?

Ahí tenemos también a los congresistas, algunos de ellos hoy convertidos en “Avengers”, que han sido descubiertos por no tener secundaria completa. Incluso hay un caso en que a una se le anuló el título universitario porque jamás acabó el colegio, mientras que otra inventó compañeros de carpeta. Y para remate, el caso del miembro del Tribunal Constitucional (TC) Eloy Espinosa-Saldaña, quien en diferentes lugares se promocionaba como “doctor” cuando no lo era.

El grave problema es que, con autoridades y políticos así, con qué cara se le dice al chofer de combi que no le dé al policía una coima de 20 soles por pasarse la luz roja, o cómo se le pide al ciudadano que pague puntualmente sus impuestos para hacer obras en su beneficio si, probablemente, ese dinero será usado para otros fines. Acá hay muchas cosas por cambiar, mientras los llamados “antis” van ganando motivos para hacer campaña y llevarnos al abismo.

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